miércoles, 29 de mayo de 2019

Bien lejos


Bien lejos
Cumpleaños número treinta y cuatro.
Recibo muchos más mensajes de los que mando en un año.
Gente que me quieren.
Sólo eso alcanzaría para hacer sentir a una persona feliz.
Pero durante la mañana, cuando me levanto,
escucho la lluvia golpeando el techo del patio.
Acostado con mi gata, durmiendo.
Y la lluvia afuera.
Lo primero que pienso es en la bici
y enseguida suspender mis compromisos sociales.
Pero obvio, no puedo, es mi cumpleaños.
Me deprimí. Y seguí así todo el día.
Como explicarles
lo que una mañana lluviosa de domingo
puede hacer con mi cerebro.
Horas más tarde, rodeado de gente,
frente al fuego de una vela,
sonriendo como un idiota;
deseando, intensamente,
subirme a la bicicleta y pasar horas, días , años.
El movimiento mecánico,  el viento de frente,
la ciudad a los costados
y la música recorriéndome el cuerpo.
Sin pensar.
Lejos, bien lejos, donde nadie sepa mi nombre.


                                                                           Julian Ferreira

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